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Capítulo 4 (Lalita)


Capítulo 4
LALITA
"La mala estrella"
[2001]

Tras el testimonio de Mui Tsai, Bella y yo salimos de su casa. Nos dio su número telefónico por si volvíamos a necesitarla. He sacado bastantes conclusiones de este testimonio, pero vi recelo en su mirada... así que estuve segura de que nos ocultaba algo. De todas formas, podíamos volver a su mansión pronto, por lo que no me preocupé en exceso. La historia de esa pobre mujer me llegó al fondo, ha sufrido mucho en su vida. Por si fuera poco, le arrebataron del lado de su mejor amiga, la bisabuela Lakshmi. Me hubiera gustado poder conocer a Lakshmi. Es más, creo que no sabemos mucho sobre ella. Lo único que sé a ciencia cierta es que fue una mujer maravillosa, que defendió con temple a los miembros de su familia y construyó un bonito imperio desde cero. Seguro que la abuela Rani mataría a Bella si se enterase de que estamos dedicándonos a indagar en la vida de la bisabuela Lakshmi, a la que ella llama "araña viuda negra".

Cuando subimos al coche, Bella sacó el árbol genealógico de su bolso. Faltaba un testimonio muy importante: el de Lalita. Nos dirigimos desde Petali Jaya a Kuantan. El pequeño vecindario estaba como siempre, vacío y tranquilo. Ya no vive mucha gente por ahí. El viejo Soong murió hace muchos años, y en su lugar están la Tercera Esposa y dos de los hijos que robaron a Mui Tsai, que se pasan esporádicamente por su casa. No conozco al resto de los vecinos, pero está claro que este pequeño vecindario de cinco casas no es lo que fue hace 70 años. Bella y yo bajamos del coche y nos acercamos a la casa de la tía abuela Lalita. Lalita salió con la dentadura postiza en la mano. Cerró la puerta y, con la dentadura colocada, la abrió en menos de 5 segundos. Se lanzó a mis brazos.

-Oh, Nisha, eres tú otra vez. ¿Quién es la joven de bello semblante que te acompaña?

La tiíta Bella se acercó a la tía abuela Lalita.

-Soy tu sobrina, Bella. Tiíta Lalita, creo que no coincidimos mucho en el pasado, pero quisiera hablar contigo para recuperar el tiempo perdido. Deseo saber más de mi familia y enseñarle a Nisha que, un día, sus antepasados pisaron este mismo suelo. Unos antepasados que, a pesar de las penurias de la vida, salieron adelante hasta que la muerte los cogió por sorpresa, a unos antes que a otros.

Ella le sonrió a Bella, mostrando su dentadura postiza bien puesta, y abrazó a su sobrina.

-Bella, siempre supe que algún día descubrirías la verdad. Pasad, por favor.

La tiíta Lalita nos recibió en la casa donde convivieron todos los miembros de la familia. Ahora, solo eran una hilera de fotos, adornadas entre guirnaldas. Bella acarició las fotos de Hoyuelo y Lakshmnam. En ese momento, supe que Bella quería quedarse sola con sus recuerdos y su tristeza, por lo que la dejé sola entre las fotografía y fui con la tiíta Lalita al comedor. Ella encendió la tele. Me sorprendió ver puesta la MTV. La tiíta Lalita me comentó que era amante de la música. Bebí un sorbo de café y saqué mi grabadora. Me miró sorprendida.

-Nisha, querida, ¿por qué sacas el cachivache ese de grabar voces?

-Tiíta Lalita, quiero recoger tu testimonio. Voy a escribir un libro sobre nuestra familia, y quisiera saber tu vida desde los 45 hasta los 66 años. En las grabaciones de mi madre tu vida llega hasta los 45, pero ahora estás cerca de los 70 y no sabemos nada de estos últimos años.

Lalita me miró sorprendida, pero la vi esbozar una sonrisa. Parecía querer contar muchísimas cosas.

-Nisha, mi vida no es tan interesante, pero estoy a tu disposición.

Ella apagó la tele y sacó su propio MP4, cosa que me sorprendió de una mujer de sesenta y tantos años. Puso una canción muy nostálgica.

-Verás... No sé como explicarte esto. Mi vida ha sido insustancial. Después de la invasión japonesa y la desgracia que cayó sobre nuestra familia, intenté contentar a mi madre. Seguramente yo nací bajo una mala estrella, porque era fea y nada inteligente, así que siempre fui la decepción de esta familia. A pesar de todo, yo amaba a Lakshmi. Tu abuela Rani la calificaba de "araña viuda negra". Tenía razón, nuestra madre era una araña. Tejió desde cero las ropas más caras del mercado, las comidas más exquisitas y el amor más bello a pesar de una vida de penurias. Esa fue la telaraña de nuestra ama Lakshmi. Un día desperté y estaba en el cuerpo de una mujer de 40 años; ya era demasiado vieja para casarme, por lo que otra decepción cayó sobre mi madre. Además, Jeyan y yo suspendimos los exámenes de Nivel Tres que nos exigían, por lo que no tuvimos un empleo digno. Yo quise ser enfermera, pero mi madre dijo que ni de broma, no estaba dispuesta a ver a su hija lavando las partes íntimas de desconocidos. Desde los 30 a los 45 años viví en un apartamento. Conseguí hacer amigos, pero seguía vacía por dentro.

Vi como la tiíta Lalita se sorbía la nariz con un kleenex.

-Tras la muerte de apa Ayah, volví a Kuantan para hacerle compañía a ama Lakshmi. Seguía frecuentando la capital de vez en cuando. Un día, a los 46, mi amiga Maya me presentó a un apuesto caballero. Su nombre era Kaito. Venía de Japón y era 5 años menor que yo. Me enamoré perdidamente de él. Era la primera vez que me pasaba. Poco a poco, empezamos a conocernos y formalizamos nuestra relación. Se lo presenté a mi madre y dio el visto bueno. Por fin mi vida cobraba sentido, había encontrado el verdadero amor, y no a un pervertido detrás de mi dote de 9.000 ringgits.

»El tiempo fue pasando; yo amaba a mis familiares, pero todos tenían una vida construida y no tenía cabida en ninguna, excepto en la de ama Lakshmi. Un día, ella me propuso casarme con Kaito, para ser feliz y poder desprenderme de ella. Yo no quería desprenderme de mi madre, ni ella de mí, pero fue inevitable. Y esto lo digo porque mi madre murió. Verás, Nisha, y esto es algo que ahora sé muy bien, la muerte no pretende quitarnos a nuestros seres amados, lo que hace es cogerlos prestados un tiempo hasta el día en que podamos reencontrarnos con ellos y volar juntos por este maltratado mundo, pero en forma de almas libres, sin problemas mundanos que envenenan nuestra vida.

»Tras la muerte de mi madre, Kaito quiso que yo fuera a vivir con él. Te hablaría de todo lo que hizo por mí, de las cenas, los momentos románticos e incluso las relaciones extramatrimoniales que mantuvimos, pero no viene al caso en este momento. Yo rechacé ir a vivir con él, quería seguir en esta casa por mis hermanos, mis padres y el resto de familiares fallecidos. Ser la única superviviente de una familia es algo duro, Nisha, aunque sea porque tus padres y tus hermanos ya son mayores. Kaito me dijo que, si no iba con él, lo nuestro se acababa. No le hice caso, preferí estar con las fotos de mis familiares fallecidos. Al día siguiente recibí una llamada de urgencias; mi prometido había muerto. Faltaban menos de dos semanas para la boda, y yo tenía todo preparado, incluso las invitaciones. Pasé días llorando, noches en vela y tardes en las que me sentaba a contemplar el atardecer sin tener nada que hacer con mi vida, sin rumbo ni sentido.

»Descubrí que estaba embarazada, de 3 meses. Empecé a notar dolores y quise oírlo en boca de un médico.  Mi hermana Anna me apoyó completamente. Sé que quieres que te hable de Anna, así que lo haré. Anna estuvo a mi lado porque ella tuvo una niña. Se llamaba Rubini. La niña desapareció misteriosamente. Ojo, querida Nisha, estamos hablando de, más o menos, 1956; tu madre no había nacido siquiera, ni Bella. Fue algo que se quedó en nuestra familia. La pequeña Rubini desapareció en un parque. Anna fue a pasearla y desapareció, sin más. Vio a la niña acercarse a los columpios, despistó la mirada en su libro para preparar el examen de sus alumnos y, al volver la mirada, la pequeña no estaba. Hubo un rastreo intensivo de 10 años, pero no la encontraron. A pesar de todo, Anna siguió en pie, afrontando lo que la vida le echaba. Anna quería mucho a Hoyuelo, tu madre, por lo que también tenía un gran aprecio hacia ti. No sé si tienes recuerdos míos de tu niñez, cuando juntas observábamos las libélulas del patio de la casa de tu madre.

»Total, perdí a mi bebé. Supongo que un aborto natural, porque ya no comía tanto como antes ni bebía prácticamente nada de la tristeza. Sinceramente, no me afectó. A día de hoy miro todo con otros ojos; pienso en que, si Ganesha no quiso que yo tuviera un bebé, pues nada. Es más, fue mejor así. Tener relaciones extramatrimoniales estaba mal visto, por mucho que estuvieramos en los años 80. Pero, dentro de mí, sé que eso hubiera alegrado mis días. A pesar de todo, Anna pasó por algo similar con su pequeña, por lo que me arropó y ayudó para salir adelante. A día de hoy sigo llorando su muerte. En realidad, lloro la muerte de casi toda nuestra familia. Esa maldita muñeca que Apa Ayah trajo después de la invasión japonesa arruinó nuestras vidas. Sé que Mohini, la más perjudicada por la invasión japonesa, es mi ángel de la guarda, y que tu madre y ella juntas velan por mi seguridad y bienestar. No sé si sabías que tu madre se parece mucho a Mohini, dos gotas de agua.

»Bueno, querida, dejo de molestarte. Aquí tienes mi testimonio, haz lo que quieras con él. Seguramente quieras ver a Ratha, ella podría ayudaros bastante con vuestra investigación.

Apagué la grabadora y, tras despedirme de la tiíta Lalita, acudí junto a Bella, que seguía contemplando las fotos. No veía lágrimas en su rostro, pero sabía que estaba rota por dentro. Le dejé la grabadora para que escuchara el testimonio de Lalita y montamos en el coche. Tras tantas emociones, necesitábamos un descanso.

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5 comentarios:

Angry Bego dijo...

Me sorprende vuestra originalidad, le metéis cosas que yo, en el caso de que se me ocurriese hacer un fic de esto, no lo habría escrito así.

Seguid así.

Javier dijo...

Muchas gracias por leernos siempre, Nagini, y por los halagos :) Nos animáis a publicar la historia con más ilusión y a subirnos el nivel por vosotros.

BuriBuri dijo...

LALITAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA QAQ
NOOOOOOOOOOOO, TU HIJO...TU PROMETIDO...QAQ

Gene-maye dijo...

Pobre Lalita, en verdad que da penita su historia. Con cada Cap que pasa me dan mas ganas de leerme el primer libro, lastima que aqui creo que no llega. . .

Javier dijo...

Gracias a las dos por leernos y por emocionaros con la historia :)

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