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Capítulo 5 (Hoyuelo)


Capítulo 5
Hoyuelo
"Mi alma gemela"
[1979]

Es complicado describir mi vida, pero lo intentaré. Principalmente, grabo esta cinta para que algún día puedas escucharla, Nisha; sé que lo harás. Mi existencia ha tenido un segundo nombre: Mohini. Desde que nací, siempre he estado relacionada con mi desaparecida tía. Ella era la gemela de mi padre. No sé que le pasó con exactitud, pero puedo ver que a día de hoy no está. Nadie quiso contarme nada cuando era pequeña, pero ahora intentaré saber la verdad.

Todo el mundo me decía que era idéntica a Mohini. Ella fue una belleza india, de unos ojos verdes muy brillantes, una tez blanca exquisita, un cabello negro como el tizón
y unos labios y un cuerpo muy bien formados. Mi tía Mohini desapareció el 8 de diciembre de 1945, o eso me han comentado. Al parecer, algo relacionado con los japoneses y su invasión a este país la alejaron de la abuela Lakshmi. Papá nunca quiere hablar de ella. Recuerdo que un día intenté hablar con él de la tiíta Mohini cuando  a penas tenía 11 años. Me senté en su regazo, le besé la mejilla y le pregunté:

—Apa, ¿qué pasó con la tiíta Mohini? ¿Dónde se encuentra?
—Sabes que no pienso hablarte de eso.

Y, sin más, mi padre me apartó bruscamente de su regazo y se fue de la habitación. Nunca más volví a comentar el tema con él. Mi madre me dio una paliza por ello con una goma de manguera mientras Bella lo veía todo con ojos impotentes. Los días más felices de mi vida han transcurrido en Kuantan, en el pequeño vecindario de la abuela Lakshmi, pero no cambiaría por nada del mundo los momentos vividos con Bella. Mi madre me odiaba, e incluso aún me odia por parecerme a la tiíta Mohini y por ser el ojito derecho de papá. Ella cree que mi padre es incapaz de amar, y no consiente que ame a alguien que no sea ella, aunque esa persona sea su propia hija. Tras los brutales golpes de mi madre, Bella me abrazaba y me limpiaba las heridas. Después, echaba alcóhol en ellas para que sanaran. Luego, besaba las heridas y me llevaba a su cama a dormir, ya que, tras los golpes de mi madre, yo solía entrar en un pequeño estado de shock en el que era incapaz de reaccionar.

Me contaba fantásticos cuentos donde una princesa de un lejano castillo convivía con un perro poco agraciado en su físico. La princesa era sometida a castigos por su malvada madrastra, y no tenía amigos. Su padre era incapaz de defenderla, ya que él estaba enamorado de una sirvienta a la que la malvada reina expulsó del castillo y desde entonces perdió la ilusión. El perro era maltratado por la madrastra, pero siempre tenía una sonrisa guardada para la doncella protagonista. Esa princesa tenía una hermana dos años más joven que ella, que la protegía siempre que podía. El incoveniente era que ella tenía miedo de la madrastra y no podía proteger a su hermana, solo cuidarla cuando se le daba la oportunidad. Al final, una anciana con un corazón de oro, amiga de la hermana de la princesa, convertía al perro en un joven y apuesto príncipe, que se casó con la princesa y la hizo feliz, lejos de las garras de su madrastra.

—Mi querida hermana, algún día encontrarás a tu apuesto príncipe, que te salvará de las garras de nuestra madre. —me decía siempre, con una sonrisa.

Yo siempre supe que Bella me contó esa historia basándose en nuestra vida. La madrastra es Rani, a pesar de que ella es nuestra verdadera madre. El padre de la princesa es, naturalmente, Lakshmnam, mi padre. La hermana de la princesa es ella y la princesa soy yo. Nunca supe quien era el príncipe, lo que sé es que no es Luke. Nisha, tu padre no es un mal hombre, pero no nos quiere ni a ti ni a mí. Ahora que lo pienso, Nash no sale en esa historia. Él nunca tuvo nada que ver con nuestra familia, excepto por el amor que sentía mi madre por él y que nunca le fue devuelto. Él odia a mi madre. Pero vayamos a lo que nos concierne.

Como ya he dicho, los días más felices de mi vida fueron en casa de la abuela. En ella siempre podías encontrar al tío Sevenese, a la abuela Lakshmi, al abuelo Ayah, la tiíta Lalita y a veces se dejaba ver el tiíto Jeyan. Iba con ellos en las vacaciones escolares, que eran 2 semanas en abril, 2 semanas en agosto y, por último, un mes entero en Diciembre y la mitad del mes de Enero. Yo amaba a la abuela Lakshmi, con toda mi alma. Un día, me enseñó una foto de la tiíta Mohini. Mi tía salía con el resto de la familia, pero ella resplandecía entre todos los demás. Era la flor de la familia. Por ese entonces yo debía tener unos 14 años, la edad que tenía Mohini en esa foto. Mi abuela me llevó al baño y mostró mi reflejo en el espejo junto al de Mohini. Lágrimas escaparon de sus ojos y, mientras resbalaban por su rostro, sus dos protectores brazos me estrecharon en su abrazo de panda. Me dijo:

—Hoyuelo, si tu tía Mohini pudiera ver que hay un ser tan bello como ella en el mundo, no cabría en sí de alegría. Pasaría contigo todos los días de su vida. Mohini era muy buena, Hoyuelo, como tú. Cuando naciste, Lakshmnam entró corriendo a esta casa y gritó: "¡Ama, Mohini ha vuelto como tu nieta!". Pobre chico, nunca superó la marcha de Mohini a Dios sabe donde. Pero, al verte, lloré de alegría; eras una gota de agua, idéntica a mi Mohini. Cuando esos cerdos de los japoneses hicieron lo que se atrevieron a hacer con mi pobre Mohini, perdí la esperanza por esta familia. Al descubrirte, supe que había algo por lo que luchar. Nunca dejes que nadie te pise, Hoyuelo, y no dependas de nadie, mucho menos de tu madre. Estoy segura de que tú eres... el alma gemela de mi Mohini perdida.

Me sorpendió escuchar esas palabras de mi abuela; ella nunca se mostraba sentimental. Nunca volvimos a comentar esta historia, pero quedó guardada en nuestros corazones. Hubo más confusiones con Mohini. Lo que voy a narrarte ocurrió mucho antes de mi conversación con la abuela Lakshmi, cuando yo teníaunos 10 años. Recuerdo que el abuelo Ayah se encontraba dormitando en su hamaca. Me subí encima suya y despertó. Con los ojos abiertos como platos, dijo:

—Mohini... Mi Nefertiti...

Le miré divertida por la confusión, le saqué la lengua y dije:

—No, abuelo, Hoyuelo. Soy Hoyuelo.

El abuelo Ayah sonrió, aunque se infiltró un profundo dolor en su piel. ¿Qué pasó con Mohini, por qué nadie me lo ha contado a mis 21 años?

Aun así, estoy segura de que Mohini, esté donde esté, viva o muerta, en Malasia o en América, siempre será mi alma gemela. Yo no creo en las casualidades, Nisha, y estoy segura de que algún día descubrirás el porqué de todo esto.

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5 comentarios:

BuriBuri dijo...

Me preguntó dónde estará Mohini ;w;

Gene-maye dijo...

Que misterio con Mohini, me pregunto donde estará y porque Rani le detesta tanto ;_;

Unknown dijo...

cadadia es mejor la historia estoy asombrada
ni laautora lofuera echo tan bien ese desmadejado con la edad vuestra

Anónimo dijo...

me encanta que siempre que están mal lleven una sonrisa por delante!
genial trabajo:)

Javier dijo...

Muchas gracias a todos por leernos! Mañana subimos el primer extra y pasado mañana el capítulo 6, ya que los extras son cortitos.

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